Una leyenda de origen guaraní nos cuenta que Jahé, el hijo de un indio anciano, cierto día en que perseguía a un carpincho, rendido por el cansancio se tendió a descansar en la orilla de un río. Al despertar vio que de las aguas surgía una joven de extraordinaria belleza, quien dirigiéndose a su choza con ligero paso, dejó encendido su corazón de amor. Para aspirar a su mano, Jahé y otros indios fueron envueltos en cueros frescos de animales de la selva. A medida que el sol los contraía iban abandonando varios de los pretendientes, hasta que sólo quedaron dos: Jahé y Aguará. Cuando éste pidió que lo sacaran de su terrible prisión, todos se aprestaron a hacerlo, pero olvidaron por poco tiempo a Jahé. Al volver para declararlo vencedor, vieron que de la enrollada piel que había contenido su cuerpo, escapaba una avecilla que fue a posarse en un árbol cercano. Era Jahé, a quien sus sufrimientos habían transformado en ave. Un ave que hizo su nido con ayuda de paja y barro, y el cual no debe destruirse porque este hecho acarrea una tormenta. La misma leyenda asegura que la muchacha de la cual Jahé estaba enamorado se convirtió también en pájaro y es su fiel compañera...•
Fuente: www.oni.escuelas.edu.ar
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